Ya bien entrada la década de los 90, con los avances tecnológicos en la comunicación y la digitalización, el marketing tradicional se quedaba a medio camino. Los consumidores empezaron a estar interesados en empresas que hacían las cosas diferentes, premiaban a las empresas que creaban inolvidables experiencias de usuario. Empresas que escuchaban al usuario y adaptaban perfectamente lo que vendían a las demandas del público objetivo, cubriendo la necesidad profundamente desde raíz. Entendían que la sociedad era cambiante, que las demandas de ayer no son las de hoy, y que los avances en cualquier nicho eran impulsores de nuevos patrones de comportamiento del usuario. También comprendieron que la transparencia en el mercado, mejoraba la percepción del usuario, mostrándose como una marca que avanza y se presenta como una alternativa dinámica. Los proyectos que surgían, sabían que si se adaptaban y se anteponían a las demandas, tenían media batalla ganada, por lo que la innovación y la competencia cada vez era más exigente.
10 Diferencias entre el marketing de toda la vida y el marketing 2.0.
Diferencia en la comunicación.
Mientras que el marketing tradicional era unidireccional, de la marca al usuario, el marketing 2.0 es bidireccional, de marca a usuario y de usuario a marca.
Diferencia en el mensaje.
El marketing tradicional se limitaba a lanzar mensajes al usuario, en el marketing 2.0 es el usuario el que demanda los mensajes a la marca. Escucha activa de lo que pide la sociedad.
Diferencia en el mercado.
Antes, los mercados eran estáticos, es decir, los consumidores estaban más controlados y no eran tan exigentes en sus demandas porque no habían tantas alternativas que hicieran las cosas diferentes. Pero actualmente el mercado se ha convertido en un campo de batalla complejo, con muchas peculiaridades. Ahora los consumidores tienen muchas más alternativas, se comunican y se relacionan entre ellos para consensuar que marca satisface mejor sus necesidades.
Diferencia en la publicidad.
El marketing de antes era intrusivo, directo para el usuario y era tremendamente explícito. Actualmente el consumidor ha subido de rango, se ha convertido en la joya de la corona y para llevarte el gato al agua, hay que seducirlo con mensajes implícitos, con contenido de valor que comunica, que va más allá. Se cierra en banda cuando percibe una intención descarada de venta y es el propio usuario el que elige que publicidad quiere consumir o le puede interesar, premiando a las empresas que no agobian.
Diferencia en los canales.
Hace decadas, los soportes de difusión de una marca eran los medios masivos como la televisión, la radio o la prensa escrita. Con la llegada de Internet, las reglas de juego han cambiado. Ahora son muchas las formas de darte a conocer, con formatos diferentes. Según tus objetivos, tu público objetivo, tu producto, habrán alternativas y medios que funcionen mejor que otros. Desde diferentes redes sociales, canales de contenido audiovisual, webs, redes sociales…
Diferencia en la evolución.
El marketing tradicional cambiaba ligeramente en décadas. Con el marketing 2.0 es imposible pronosticar dónde puede llevarnos, ya que cualquier avance tecnológico puede cambiar la tendencia. Por lo tanto exigirá una rápida adaptación de las empresas para poder satisfacer a los usuarios.
Diferencia en el coste.
Al haber mucha más limitación en los espacios y los canales para poder difundir tu marca, normalmente los que habían eran más caros. Actualmente, puedes conseguir difundir tu marca desde 0 euros. También puedes controlar mucho mejor la inversión y es mucho más flexible.
Diferencia en la segmentación.
Al tratarse de soportes masivos, la segmentación de la audiencia era nula o muy escasa. Podías segmentar por atributos clásicos como sexo y edad, según los espacios que escogieras. Ahora puedes sesgar a tu audiencia por intereses y variables más amplias.
Diferencia en la interacción con el consumidor.
Antes una venta era un transacción individual. Ahora es el inicio de una relación individual.
Diferencia en el servicio.
Antes solo habían ventas. Ahora es el inicio de una serie de interacciones con el consumidor que se van a convertir en relaciones a largo plazo. Le llamamos fidelización o “cómo conseguir que el cliente confíe en ti para cubrir su necesidad continuamente”